En un avance significativo en la tecnología médica, los investigadores han desarrollado robots quirúrgicos autónomos. Sin embargo, hay muchas cuestiones que deben resolverse antes de que estas máquinas se utilicen realmente en humanos.

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Stanford han logrado entrenar robots para que realicen tareas quirúrgicas con la precisión de médicos humanos mediante la observación de videos. Este avance, presentado en la reciente Conferencia sobre Aprendizaje Robótico en Múnich, marca un paso significativo hacia robots quirúrgicos más autónomos y podría ser una solución parcial a la inminente escasez de cirujanos en Estados Unidos.

La asistencia robótica en cirugías no es algo nuevo. Desde 1985, cuando el PUMA 560 ayudó por primera vez en una biopsia cerebral, los robots han ayudado a los médicos a realizar diversos procedimientos, incluidas extirpaciones de vesícula biliar, histerectomías y cirugías de próstata. Estos robots, guiados por médicos mediante controladores similares a joysticks, han sido fundamentales para minimizar los temblores en las manos humanas durante procedimientos delicados.

Sin embargo, el reciente avance lleva esta tecnología a un nuevo nivel. El equipo de investigación ha desarrollado robots capaces de realizar tareas quirúrgicas complejas de forma autónoma, como manipular agujas, hacer nudos y suturar heridas. Lo que diferencia a estos robots es su capacidad de aprender de los vídeos y corregir sus errores sin intervención humana.

El método que utiliza el equipo para entrenar a estos robots es similar al que se utiliza para desarrollar modelos de lenguaje como ChatGPT. Sin embargo, en lugar de trabajar con palabras, el sistema emplea un lenguaje que describe la posición y la dirección de la pinza del robot.

«Construimos nuestro modelo de entrenamiento usando cintas de video de robots realizando tareas quirúrgicas en almohadillas de sutura de práctica», explicó a The Washington Post el Dr. Axel Krieger, profesor asociado de la Escuela de Ingeniería Johns Hopkins Whiting, quien supervisó la investigación. «Cada imagen en la secuencia de video se convierte en datos numéricos, que luego el modelo traduce en acciones del robot».

Este método reduce significativamente la necesidad de programar cada movimiento individual necesario para un procedimiento médico. Los robots entrenados demostraron sus habilidades en un entorno diferente, realizando tareas con éxito en muestras de cerdo y pollo. «Hemos desarrollado un sistema en el que se puede hablar con el robot como se haría con un residente de cirugía», dijo Ji Woong «Brian» Kim, un investigador postdoctoral del equipo. «Puedes decir cosas como, ‘Haz esta tarea' o ‘Muévete a la izquierda' y ‘Muévete a la derecha'».

Según la Asociación Estadounidense de Facultades de Medicina, el desarrollo de robots quirúrgicos más autónomos podría ayudar a resolver la escasez prevista de entre 10.000 y 20.000 cirujanos en Estados Unidos para 2036. «No estamos tratando de reemplazar al cirujano. Solo queremos facilitarle las cosas», dijo el Dr. Krieger.

Si bien el progreso es impresionante, los expertos dicen que aún quedan numerosos desafíos antes de que los robots quirúrgicos totalmente autónomos se conviertan en una realidad. «Hay mucho en juego porque se trata de una cuestión de vida o muerte», dijo el Dr. Dipen J. Parekh, director de cirugía robótica en la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami. «La anatomía de cada paciente es diferente, al igual que la forma en que se comporta una enfermedad en los pacientes».

Además, a medida que la tecnología avanza, se plantean importantes cuestiones sobre la responsabilidad, la privacidad y el acceso. El Dr. Amer Zureikat, director de cirugía robótica en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, señaló varias preocupaciones sobre la rendición de cuentas en caso de errores quirúrgicos. Determinar la responsabilidad cuando hay múltiples partes involucradas en el desarrollo y uso de robots quirúrgicos autónomos sería complejo, por decir lo menos, y la culpabilidad potencial se extendería a varias partes interesadas, incluido el médico supervisor, los desarrolladores de IA, la administración del hospital o incluso los propios fabricantes de robots.

También hay grandes preocupaciones en materia de privacidad, en particular en relación con el uso de videos quirúrgicos reales para el entrenamiento de estos sistemas. Además, existen dudas sobre la igualdad de acceso a la tecnología y la posibilidad de que los cirujanos se vuelvan excesivamente dependientes de la asistencia robótica.