En el corazón de nuestras ciudades, las obras de construcción se erigen como símbolos de progreso y transformación. Sin embargo, tras la apariencia de renovación y crecimiento, se oculta una realidad alarmante: la falta de medidas de seguridad adecuadas en estos entornos. Grandes excavaciones sin protección, escasa señalización y deficiente iluminación son factores que no solo aumentan el riesgo de accidentes, sino que también contribuyen al desorden y la contaminación de nuestras calles.

La seguridad en las obras urbanas es un aspecto crucial que no podemos ignorar. Las grandes excavaciones que se extienden por las ciudades sin las debidas precauciones representan un peligro latente para trabajadores y transeúntes. La falta de protección perimetral, la ausencia de señalización clara y la escasa iluminación nocturna convierten estos sitios en verdaderas trampas mortales, propiciando accidentes que podrían evitarse con medidas adecuadas.

Además del riesgo para la integridad de las personas, la acumulación de desperdicios generados por las obras en la vía pública es un problema que afecta la calidad de vida de todos. Montañas de escombros y restos de construcción dispersos sin control convierten nuestras calles en vertederos improvisados, deteriorando el entorno urbano y contaminando el paisaje. Es hora de tomar medidas concretas para fortalecer los controles de seguridad en las obras y garantizar un desarrollo urbano seguro y sostenible.