El presidente Donald Trump dijo el jueves que su administración planea informar al Congreso sobre las operaciones contra los cárteles de la droga y que, aunque no necesitaba una declaración de guerra, las operaciones contra los cárteles en tierra serían las siguientes.
El ejército estadounidense ha estado incrementando su presencia en el Caribe, incluyendo despliegues de destructores de misiles guiados, aviones de combate F-35, un submarino nuclear y miles de tropas.
«Bueno, no creo que vayamos a pedir necesariamente una declaración de guerra. Creo que simplemente vamos a matar a quienes traen drogas a nuestro país. ¿De acuerdo? Los vamos a matar», dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca.
Estados Unidos ha llevado a cabo varios ataques contra presuntos narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico desde principios de septiembre, con un saldo de casi 40 muertos. Si bien el Pentágono ha proporcionado poca información, ha afirmado que algunos de esos ataques han sido contra buques cerca de Venezuela.
«Ahora (las drogas) están entrando por tierra… ya saben, la tierra será el siguiente paso», añadió Trump, haciéndose eco de comentarios que ha hecho en las últimas semanas.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, hablando en un evento en Caracas el jueves, advirtió que si Estados Unidos alguna vez interviniera en el país, «la clase trabajadora se levantaría y se declararía una huelga insurreccional general en las calles hasta recuperar el poder», y agregó que «millones de hombres y mujeres con rifles marcharían por todo el país».
La semana pasada, Reuters fue el primero en informar que dos presuntos narcotraficantes sobrevivieron a un ataque militar estadounidense en el Caribe. Fueron rescatados y trasladados a un buque de guerra de la Armada estadounidense antes de ser repatriados a sus países de origen, Colombia y Ecuador.
Sentado junto a Trump en el mismo evento el jueves, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, defendió la decisión de repatriar a dos sobrevivientes, comparándola con las prácticas en el campo de batalla durante las guerras de Irak y Afganistán.
«En esos conflictos, capturamos a miles en el campo de batalla y entregamos el 99% a las autoridades del país anfitrión», dijo Hegseth. «¿Siempre nos gustó el resultado? No siempre. Pero era la norma, y aquí ocurre lo mismo».
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