Santo domingo. Hasta la madrugada del pasado 6 de marzo, Sudiksha Konanki era solo la chica brillante y ambiciosa de la que hablan sus padres. Una joven de 20 años nacida en la India, que se mudó con su familia a Estados Unidos en 2006, que estudiaba el tercer año de la carrera de Medicina en la Universidad de Pittsburgh, y que había decidido regalarse unos días por las vacaciones de primavera junto a un grupo de amigas en el hotel RIU de Punta Cana, un todoincluído cinco estrellas. Días después de aquella madrugada, Konanki ya no es solo eso, sino también la vacacionista que acapara titulares internacionales, que aparece en una ficha de la Interpol como la joven de 1,6 metros, 63 kilogramos de peso, cabello negro y ojos castaños que desapareció misteriosamente en la playa y que ha unido en su búsqueda a las autoridades de República Dominicana, Estados Unidos y la India.
Qué sucedió en realidad con Konanki es la pregunta que todos se hacen y que ha llevado a los investigadores a una búsqueda que hasta hoy no les devuelve una respuesta certera. El presidente, Luis Abinader, ha dicho que le parece “una pena” el incidente, pero también insistió en que República Dominicana es “uno de los países no más seguros de América Latina, (sino) el más seguros del mundo en todos los órdenes”, que “recibe más de 11 millones de visitantes al año” y en el cual no se presenta “ninguna situación, ninguna circunstancia especial”.
Pero esto no es algo que alivie particularmente la preocupación de los padres de la joven, empeñados en averiguar hasta las últimas qué sucedió con Konanki. A su padre, el señor Subbarayudu, quien abandonó su casa en el condado estadounidense de Loudon, Virginia, para volar hasta Punta Cana en medio de la conmoción por la desaparición de su hija, muchas cosas no le encajan: una de ellas, que haya dejado con sus amigas su billetera y su celular, “lo cual es inusual porque siempre llevaba su teléfono consigo”, dice una declaración recogida en el informe policial. También el padre declaró a la cadena CNN que pretende que “investiguen otras posibilidades, incluso si se trata de un caso de secuestro o trata de personas”. Aunque se ha manejado la hipótesis de que la joven pudo haber muerto por ahogamiento en la playa Arena Gorda, donde se sitúa el hotel, la Fiscalía General de República Dominicana insiste en averiguar si hay algo más allá detrás de su desaparición.
La estudiante universitaria llegó a Punta Cana el 3 de marzo con cinco amigas de la escuela. Tres días después, las cámaras del hotel, a las que tuvo acceso la policía, registraron que las jóvenes estaban bebiendo alcohol en el lobby del establecimiento y que luego se dirigieron a la playa junto a dos hombres. Eran cerca de las 4.15 am y no fue hasta las 4.00 pm de ese día que sus amigas avisaron de la desaparición de Konanki al personal del hotel, cuya administración, a su vez, reportó el incidente a las autoridades.
Missing student Sudiksha Konanki seen vomiting before beach disappearance pic.twitter.com/CuHKyDHese
— Simo Saadi🇺🇸🇲🇦 (@Simo7809957085) March 15, 2025
Desde entonces no ha cesado la búsqueda por mar y tierra, y, poco a poco, han ido apareciendo otros detalles en la investigación. Joshua Riibe, estudiante de Minnesota de 22 años, fue la última persona que estuvo junto Konanki. Imágenes difundidas de las cámaras de seguridad muestran a ambos caminando juntos a altas horas de la madrugada. Aunque las autoridades no lo consideran sospechoso del caso, permanece retenido en el hotel y la policía dominicana lo ha sometido a varios interrogatorios.
Cerca de las cinco de la mañana del día del incidente, las amigas de Konanki regresaron al hotel, pero ella permaneció en la playa junto a Riibe, a quien conoció esa misma noche. El joven, quien según las autoridades se ha mostrado colaborativo, contó que él y Konanki estaban besándose y bebiendo en la playa, donde el agua les daba por la cintura. Agustín Morillo Rodríguez, comandante general de la Armada de República Dominicana, dijo a la CNN que justo esa noche “las condiciones del mar eran peligrosas, con olas altas”. Fue una de esas olas, según el testimonio del joven, la que los arrastró mar adentro. “Tragué mucha agua, puede haber perdido el conocimiento en varias ocasiones”, contó.
Riibe dijo a las autoridades que había un socorrista cerca que llevó nadando a la chica hasta la orilla. Luego él salió del agua, se comenzó a sentir mal y se tumbó en la arena. “La última vez que la vi, le pregunté si estaba bien. No escuché su respuesta porque comencé a vomitar toda el agua que me había tragado. Después de vomitar, miré a mi alrededor, no vi a nadie. Pensé que ella había tomado sus cosas y se había ido”, dijo Riibe, quien asegura que entonces se quedó dormido. Luego las cámaras de seguridad del hotel RIU lo mostrarían saliendo solo de la playa casi a las nueve de la mañana. Cuando llegó al hotel, supo por sus amigos que la joven había desaparecido.
Los padres de Riibe se han quejado de las “condiciones irregulares” a las que ha estado sometido su hijo, sin servicio de traductores al idioma inglés. Además, se han mostrado preocupados por la cantidad de días que el joven lleva en el hotel bajo custodia de las autoridades. “Ha estado confinado en el hotel desde que comenzó la investigación. Está permanentemente escoltado por la policía allá donde va. Así que no, no es libre de salir”, dijeron sus abogados en un correo electrónico a NBC News. Este lunes, los representantes solicitaron oficialmente su puesta en libertad.
Tras varios días de la desaparición, en la playa se encontraron pertenencias de Konanki que añadieron preguntas a la investigación. Se trata de un pañuelo de playa y las chancletas que usaba la joven encima de una tumbona. Su padre cree que algo más allá del ahogamiento pudo haber pasado, más aún cuando las autoridades confirman que en el momento de su desaparición había otros bañistas en el mar. “No creemos que pueda haber sobrevivido más de tres días en el agua. Algo más pudo haber sucedido”, dijo el padre a la CNN.
Para cerciorarse de que la investigación vaya bien, a República Dominicana viajaron dos detectives de la oficina del sheriff del condado Loudoun para colaborar con la búsqueda. En la que se ha calificado por algunos como una de las operaciones de rescate más grandes del territorio dominicano, también están inmersos el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Armada Dominicana, el Ejército, los bomberos, el servicio de emergencias 911 y la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) de Estados Unidos.
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