La Zona Colonial de Santo Domingo, orgullo histórico y patrimonial de la República Dominicana, vive hoy una de sus etapas más difíciles. Las prolongadas intervenciones urbanas impulsadas por el Ministerio de Turismo con fondos del BID, lejos de revitalizar el área, han sumido a comerciantes y residentes en una situación de desesperanza. Calles emblemáticas como Las Mercedes, Hostos, Arzobispo Nouel, Padre Billini y José Reyes están cercadas por trabajos interminables, sin cronogramas claros, sin soluciones visibles y, sobre todo, sin respuestas oficiales. Los negocios agonizan, los residentes se sienten abandonados y la esencia misma del casco histórico corre el riesgo de perderse.
Es momento de actuar. La Zona Colonial no puede seguir siendo víctima de la descoordinación y el silencio institucional. Se requiere voluntad política, planificación efectiva y una mirada empática hacia quienes sostienen con esfuerzo la vida cultural, turística y comercial de este espacio. Relanzar esta joya del Caribe no es solo restaurar sus calles; es devolverle el alma a un patrimonio mundial que merece ser vivido, protegido y admirado por dominicanos y extranjeros por igual.
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