En momentos donde la identidad nacional se convierte en escudo frente a los desafíos globales, es urgente que el Ministerio de Relaciones Exteriores instruya formalmente a todas las embajadas y consulados dominicanos acreditados en el exterior a velar celosamente por el uso correcto de nuestros símbolos patrios. La Ley 210-19 establece con claridad la forma del escudo nacional, los colores de nuestra bandera y los elementos esenciales de nuestro himno. Estos símbolos no son simples ornamentos; son el alma viva de la República Dominicana, y su correcta representación, especialmente en escenarios internacionales, es un deber irrenunciable del Estado.

Cada vez que se ondea una bandera desteñida o mal colocada, cada vez que se altera la entonación o la letra del himno, o se emplea un escudo deformado, se comete un acto de irreverencia, no solo legal, sino también moral. Estas acciones, por más pequeñas que parezcan, erosionan lentamente el respeto y el orgullo por lo que nos une como nación. Las misiones diplomáticas y consulares tienen un rol esencial como portavoces de nuestra dominicanidad ante el mundo, y deben ser ejemplo del cumplimiento riguroso de la ley que protege nuestros símbolos patrios.

Por ello, proponemos una directriz clara y permanente del @MIREXRD que garantice la verificación, capacitación y supervisión en cada evento oficial, educativo o cultural que involucre nuestros símbolos. La imagen de la patria no se improvisa; se honra con responsabilidad. Que en cada rincón del mundo donde ondee nuestra bandera, se escuche nuestro himno y se muestre nuestro escudo, se respire respeto, orgullo y dignidad por la República Dominicana.