El guion se mantiene en las elecciones europeas en Francia. La ultraderecha ha ganado las elecciones en el país galo con el 31,5% de los votos, según las primeras estimaciones. Todos los sondeos previos habían dado resultados similares para el partido ultra Agrupación Nacional, de Marine Le Pen. Los franceses eligen a 81 diputados de los 720 representantes de la Cámara europea.


En segundo lugar se ha colocado Renacimiento, el partido del presidente francés Emmanuel Macron, que en las primeras previsiones ha conseguido aguantar, con el 15%. Para los liberales se puede considerar un éxito no verse superados por la lista conjunta del Partido Socialista y Plaza Pública, encabezada por Raphaël Glucksmann, que ha obtenido el 14%. Mientras que la lista de izquierdas Francia Insumida ha quedado en cuarta posición, con el 8,7% de los votos. Los ecologistas, que en las elecciones de 2019 quedaron terceros, se han desplomado hasta la séptima posición (5,2%), superados por los republicanos (7,7%), el equivalente al PP en Francia, y la escisión ultra Reconquista (5,5%).

La jornada ha contado a las 17:00 con una participación más elevada que en otros comicios europeos. El Ministerio del Interior francés comunicó que la participación era del 45,3%, frente al 42,3% de las elecciones de 2019 y el 35,1% de 2014.


Realmente no va a ser una sorpresa que la ultraderecha francesa gane las elecciones europeas. Ya lo hizo Le Pen en los comicios de 2019 y 2014. La gran diferencia es que esas dos victorias no se tradujeron en un triunfo en las elecciones presidenciales para la candidata ultra. Ahora, sin embargo, el triunfo de los nacionalistas es observado con más prudencia por los analistas políticos franceses que admiten que la moderación del discurso y de las posiciones de RN podría facilitar a Le Pen su llegada al Palacio del Elíseo.

El candidato de la ultraderecha, Jordan Bardella, con solo 28 años, ha sabido conectar con la población con un discurso más moderado, rebajando el euroescepticismo, pero tocando temas como el impacto de la inflación sobre los ciudadanos y apelando al voto de castigo contra Macron por su plan de pensiones, además de sobrevolar temas más comunes en el discurso ultra como la inseguridad o la inmigración.

Además, en frente ha tenido a una candidata liberal, Valérie Hayer, totalmente desconocida para los franceses, desvirtuada por el propio partido de Macron que mandó al primer ministro, Gabriel Attal, a debatir con Bardella en televisión en un intento por demostrar sus debilidades y lagunas en lo que a gestión pública se refiere.

Para entender la fortaleza del partido de Le Pen solo hay que ver que ha duplicado los votos de la segunda formación, el partido de Macron, que ha sufrido el fuerte desgaste de la gestión al frente del Gobierno. Los analistas políticos franceses ya avisaron que si los ultras conseguían llegar al 30% de los votos se podría traducir en un vuelco en las presidenciales francesas de 2027.

Glucksmann ha logrado devolver al juego a los socialistas con un discurso ecologista y potentes mensajes socialdemócratas con el objetivo de robar votos tanto al partido de Macron como a la Francia Insumisa y a los ecologistas.