La venezolana María Corina Machado, premio Nobel de la Paz, publicó el martes la declaración más contundente y desafiante de su carrera: un «Manifiesto de la Libertad» que se lee como un borrador constitucional y una proclama de liberación.

Esto llega en un momento de tensión histórica, cuando el presidente Donald Trump señala que está dispuesto a considerar una intervención terrestre para forzar la salida del poder del dictador Nicolás Maduro, aunque permanece abierto a negociaciones «si se restablece la libertad».

Machado, quien ha vivido escondida desde que se creía que la candidata de su movimiento había derrotado a Maduro en las elecciones del año pasado, ofrece en este documento la imagen más clara hasta ahora de la Venezuela que pretende reconstruir.

“Estos principios nos han unido en esta larga lucha y son los pilares de la nueva Venezuela”, escribió en X, junto con el manifiesto, dirigiéndolo a “los venezolanos y a nuestro presidente Edmundo González Urrutia”.

El manifiesto, escrito mientras evade la persecución del régimen, está estructurado en torno a una serie de audaces subtítulos temáticos, cada uno de los cuales es un pilar de la transformación nacional:

«PREÁMBULO»

El manifiesto comienza con una atronadora declaración de rebelión moral:

«Se convirtió en el sagrado deber de los valientes venezolanos levantarse cuando nuestras voces fueron silenciadas, nuestra dignidad negada y nuestra libertad encadenada por las cadenas de la tiranía.»

Esto no es retórica política, es un juicio.

Machado fundamenta toda su visión en la creencia de que la libertad es inherente, no otorgada, y que ningún régimen «tiene la capacidad de dictar a los individuos lo que les corresponde por derecho».

Hace un llamado a los venezolanos para que rechacen el miedo, recuperen su dignidad y reconstruyan una república donde el gobierno exista únicamente para «salvaguardar los derechos naturales de todos los venezolanos».

Es un manifiesto redactado no para un partido, sino para una nación que se prepara para el renacimiento, afirma.

«EL MAÑANA PERTENECE A LOS AUDAZES»

Aquí Machado proclama un cambio inminente:

«Nos encontramos al borde de una nueva era, una en la que prevalecerán nuestros derechos naturales. El largo y violento abuso de poder de este régimen está llegando a su fin.»

Ella imagina una Venezuela que resurge «de las cenizas… como un fénix renacido: feroz, radiante e imparable».

Es a la vez poético y profético: una afirmación inequívoca de que la dictadura de Maduro ya está muriendo.

Según Machado, la nueva Venezuela no es simplemente más libre: es una potencia mundial restaurada, líder en energía, tecnología y resurgimiento democrático.

«DIGNIDAD: NUESTRO PRINCIPIO RECTOR»

Machado define la dignidad como el motor del renacimiento nacional:

«La dignidad de toda alma humana es sagrada: el primer principio del que emana toda libertad.»

Sostiene que el socialismo destruyó esta dignidad al extinguir la productividad, la capacidad de acción y el orgullo.

Su visión de una Venezuela futura es una en la que la dignidad se restablece a través del trabajo, la creatividad, el espíritu emprendedor y un gobierno que «limita su autoridad a sus funciones propias». En su visión, la dignidad no es abstracta: es el sistema operativo de una sociedad libre.

«TODO VENEZOLANO NACE CON LIBERTAD»

Esta sección constituye un ataque directo al núcleo ideológico del régimen:

«La libertad no es un privilegio otorgado por un gobierno… Todo venezolano nace con derechos inalienables… conferidos por nuestro Creador, no por los hombres.»

La dictadura, da a entender, no es simplemente corrupta, sino ilegítima en su raíz.

«REGENERAR LA ECONOMÍA DE UN PUEBLO LIBRE»

La visión económica de Machado es de gran alcance:

«Es hora de devolver el poder al pueblo, a los ciudadanos, al sector privado», escribe.

Su plan incluye recuperar la propiedad robada, impulsar la iniciativa privada, devolver a los sectores del petróleo y el gas «el ingenio de hombres y mujeres libres» y diversificar la economía hacia la energía, la agricultura, la tecnología, la IA, la robótica y la defensa.

No se trata de un programa de reformas, sino de un repudio al socialismo y un plan para un renacimiento capitalista capaz de «triplicar» la fuerza de la nación en una década.

«LIBERTAD DE EXPRESIÓN» / «DERECHO AL VOTO» / «DERECHO DE REUNIÓN»

Machado restaura los pilares que destruyó el régimen:

– «El derecho a decir la verdad es la piedra angular de toda libertad».
– «Nuestro voto es nuestra voz colectiva».
– «Las calles pertenecen al pueblo, no al poder ilegítimo».

Insiste en que estos derechos ya no serán privilegios otorgados esporádicamente por un estado policial, sino garantías aplicadas y protegidas por una república libre.

«EL DERECHO A LA SEGURIDAD» Y «CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD»

Su tono se endurece aquí.

Los gritos de los asesinados y desaparecidos «han resonado sin respuesta durante demasiado tiempo», escribe, insistiendo en que «el régimen criminal debe rendir cuentas».

Las fuerzas policiales y militares se reformarán para convertirse en defensoras del pueblo, no en instrumentos de terror.

«¡TRÁIGALOS A CASA AHORA!»

Para los nueve millones de exiliados dispersos por todo el mundo, Machado lanza su promesa más emotiva: «Los traeremos a casa».

Es un voto de reunificación nacional tras la mayor crisis de desplazamientos de la historia del hemisferio.

Funcionarios del gobierno del presidente Donald Trump confirman que, si bien los dos líderes no se han reunido en persona, han intercambiado mensajes a través de intermediarios. La disposición de Trump a una solución militar —y su insistencia en elecciones libres— lo acerca más que nunca a los objetivos de Machado.

Ambos hablan ahora de una Venezuela restaurada: democrática, próspera y alineada nuevamente con el mundo libre.

Machado concluye su manifiesto con una declaración no solo de esperanza, sino de destino: Venezuela volverá a ser «la promotora inquebrantable de la libertad en todo el mundo».