Miles de haitianas embarazadas cruzan ilegalmente hacia hospitales dominicanos. ¿Quién vigila la línea que separa la soberanía del colapso? Cada nacimiento sin control es una grieta en la soberanía dominicana.
Por: Pavel De Camps Vargas
En la República Dominicana, cada 18 minutos nace un hijo de madre haitiana. Al día de hoy, se estima que 79 partos de mujeres haitianas ocurren diariamente en hospitales dominicanos. No se trata solo de una cifra impactante; se trata de un grito silencioso que atraviesa los muros de nuestras maternidades, vulnera la frontera y desnuda un Estado que asiste sin preguntar… pero sin saber quién entra, ni por qué. ¿Es la ruta invisible de la dominación?
De la frontera al quirófano: la ruta invisible
El equipo de investigación del medio de comunicación Panorama viajó al corazón del país, en Cutupú, La Vega, a más de 350 kilómetros de la frontera. Allí, en las zonas de granjas avícolas, se multiplican asentamientos improvisados de ciudadanos haitianos, y con ellos, las demandas de atención médica.
“En la UNAP de Cutupú, la mayoría de pacientes son haitianos. Vienen sin papeles, sin chequeos prenatales. Llegan en labor de parto, algunas con el bebé casi saliéndose”, narra una enfermera que, por seguridad, pidió anonimato.
La imagen se repite: embarazadas que cruzan la frontera a pie, en motores o vehículos improvisados, muchas sin hablar español. Una vez dentro del sistema de salud dominicano, el Estado les garantiza algo que no pueden obtener en Haití: una cesárea gratuita, medicamentos de alto costo y un lugar en el Libro de Extranjería.
Datos que rompen el silencio
A continuación, los registros de hijos de madres haitianas inscritos legalmente en el Libro de Extranjeros, según datos de la Junta Central Electoral (JCE):
Año | Nacimientos registrados de haitianas |
2021 | 25,557 |
2022 | 29,408 |
2023 | 29,945 |
2024 | 24,969 |
2025 | 5,285 (hasta marzo) |
Si se mantiene el ritmo de 2025, el país terminaría el año con más de 21,000 nacimientos adicionales, lo que acumularía más de 135,000 hijos de haitianas en solo 5 años.
En emergencias hospitalarias, los datos también son alarmantes:
Pacientes en Emergencias Públicas (2024) |
Dominicanos: 937,014 |
Haitianos: 93,579 |
Esto significa que 1 de cada 10 emergencias atendidas en hospitales públicos fue de un ciudadano haitiano.
Y en mortalidad materna, el balance es igualmente desgarrador:
Muertes maternas en 2024 | Total | Haitianas | Dominicanas |
Año completo | 161 | 77 | 84 |
Hasta marzo 2025 | 35 | 15 | 20 |
Las haitianas representan casi la mitad de todas las muertes maternas del país, y muchas de ellas llegan sin saber cuántas semanas tienen, sin vacunas, sin historial clínico y sin posibilidad de seguimiento.
Lenguas distintas, mismas urgencias
En los hospitales de Engombe (Santo Domingo Oeste), Cutupú y Moca, la escena se repite: médicos dominicanos atendiendo pacientes que solo hablan creole. La barrera del idioma se suma a la falta de documentación, lo que incrementa el riesgo médico y reduce la eficacia del diagnóstico.
“Nos hablan y no sabemos qué dicen. Vienen con ocho meses, sin papeles, sin saber el sexo del bebé. Las atendemos, pero en la incertidumbre”, dice una doctora de Moca.
¿Quién custodia la frontera?
Una embarazada puede cruzar con facilidad la frontera entre Haití y República Dominicana, incluso con contracciones. Si eso es posible, ¿qué impide que crucen armas, drogas, las bandas o ideologías radicales?
“Los militares en la frontera parecen ciegos armados. Las parturientas pasan como si fueran por un mercado, directo al quirófano en Santiago, La Vega o el mismo Santo Domingo”, advierte un dirigente comunitario de Dajabón.
Proyección al 2030: ¿una nueva minoría dominante?
Si la tendencia continúa, para 2030 República Dominicana podría superar los 250,000 nacimientos de hijos de haitianas, muchos de ellos inscritos como extranjeros, pero presentes en el sistema escolar, hospitalario y social dominicano.
Proyección 2025–2030 (nacimientos acumulados) |
2025 (estimado) — 21,000 |
2026 — 29,000 |
2027 — 30,500 |
2028 — 32,000 |
2029 — 33,500 |
2030 — 35,000 |
Total acumulado (2025–2030): 181,000+ |
Esto impactaría directamente en:
- El sistema de salud (aumento de cesáreas, emergencias, mortalidad materna)
- El sistema educativo (nuevas demandas sin planificación estatal)
- La identidad cultural y jurídica (confusión entre jus solis y extranjería)
- La estabilidad demográfica en comunidades vulnerables
El cierre que no cierra ¿Hasta cuándo?
La pregunta ya no es si hay una crisis, sino por qué seguimos ignorándola.
Porque si hoy es una parturienta que cruza la frontera, mañana puede ser una red criminal que la utiliza como escudo.
Si los hospitales públicos atienden sin condiciones, ¿cuándo colapsarán por completo?
Si los niños nacidos sin registros dominicanos crecen en tierra de nadie, ¿en manos de quién estarán dentro de 10 años?
¿Está preparada la República Dominicana para una reconfiguración silenciosa de su demografía?
Y lo más crucial: ¿quién gobierna realmente la frontera… si cualquiera puede cruzarla?
La República Dominicana no puede seguir siendo la sala de parto de Haití.
Si hoy, cada día, cruzan mujeres embarazadas sin control alguno…
- ¿Qué tan frágil es realmente nuestra frontera?
- ¿Estamos dejando en manos de la costumbre lo que debería ser asunto de Estado?
- ¿Quién paga esta cuenta millonaria de cesáreas gratuitas y atención médica en silencio?
- ¿Está el país preparado para absorber, en una década, una nueva generación de hijos de madres sin arraigo ni vínculo formal con el Estado dominicano?
- ¿Qué modelo de nación estamos construyendo? ¿Uno sin fronteras ni soberanía?
Epílogo: ¿soberanía o rendición silenciosa?
Mientras los números crecen, la respuesta institucional se diluye en discursos. Discursos llenos de promesas, de tecnicismos, de «voluntad política», pero vacíos de resultados reales. Nuestra clase política habla con solemnidad; nuestros militares desfilan con orgullo. Pero en la frontera, la realidad se impone con crudeza.
¿Cómo puede llamarse “frontera protegida” una línea donde una mujer embarazada cruza a pie, en motocicleta y luego se traslada en autobús, sin documentos, sin controles, sin vigilancia efectiva… y termina en cualquier hospital del país, recibiendo atención gratuita para un parto o una cesárea que en su país costaría cientos de dólares?
Se nos vendió una verja perimetral “inteligente”, con sensores, cámaras, drones y soldados bien armados. Pero si esa verja no puede detener ni a una parturienta… entonces no es más que una ilusión cara, un monumento a la ineficacia.
Cada cruce no supervisado, cada niño nacido fuera del marco legal, cada recurso del Estado absorbido sin regulación, nos empuja lenta pero firmemente hacia una unificación que nadie ha votado, nadie ha debatido y nadie ha aprobado.
Y lo más grave: la rendición no vendrá con tanques ni invasiones, sino con silencio, descuido y omisión.
¿Hasta cuándo vamos a confundir humanidad con ingenuidad?
¿Hasta cuándo llamaremos “solidaridad” a lo que es, en el fondo, una profunda renuncia a la soberanía?
La historia nos está llamando.
La pregunta es: ¿La escucharemos antes de que sea demasiado tarde?
Lo que es claro, hay muchos dominicanos que la llama de DIOS, PATRIA Y LIBERTAD está totalmente apagada y no le importa poder su nacionalidad.