Una flotilla de barcos rusos, junto con un submarino nuclear, arribó al puerto de La Habana, Cuba, este miércoles, donde permanecerán durante cuatro días. Esta operación, anunciada conjuntamente por Cuba y Rusia, se enmarca dentro de las «históricas relaciones de amistad» y la «cooperación internacional» entre ambos países, según el comandante en jefe de la Armada de Rusia, Alexander Moiseev.
La flotilla está compuesta por cuatro naves de guerra de la Flota del Norte, incluyendo la fragata Almirante Gorshkov, el buque cisterna de suministros Akademik Pashin, el remolcador de rescate Nikolai Chiker y el submarino nuclear Kazan, que forma parte de la flota desde 2021. A pesar de la naturaleza nuclear del submarino, Rusia ha enfatizado que no lleva armas nucleares, subrayando que no tienen intención de escalar militarmente.
Monitoreo de EE.UU. y Reacciones Internacionales
Las naves rusas pasaron por la costa este de Florida, Estados Unidos, antes de llegar a Cuba, situándose a solo 145 kilómetros de territorio estadounidense. Debido a esta proximidad, naves aéreas y navales de EE.UU. han estado monitoreando sus movimientos. Sin embargo, un funcionario estadounidense aclaró que no consideran la llegada de esta flotilla como una amenaza directa, catalogándola como parte de una actividad naval de rutina.
La llegada de estas naves ocurre en un momento de alta tensión entre Moscú y Washington, exacerbada por la guerra en Ucrania. Recientemente, el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió sobre posibles medidas si los países occidentales suministran armas a Ucrania para ser usadas en suelo ruso. Esta semana, el gobierno de Joe Biden autorizó el uso de armas estadounidenses por parte de las fuerzas ucranianas contra objetivos en Rusia, lo que ha aumentado la fricción entre ambos países.
Contexto Histórico y Propaganda
Famil Ismailov, jefe del servicio ruso de la BBC, describió la llegada de la flotilla rusa a Cuba como una «maniobra de propaganda». Argumenta que la operación tenía como objetivo demostrar el apoyo de Rusia a Cuba en el «patio trasero» de Estados Unidos, un mensaje claro en el contexto de la historia de relaciones entre los dos países durante la Guerra Fría.
La visita también coincide con la reciente visita del ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, a Moscú, donde se reunió con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. Lavrov enfatizó el fortalecimiento del diálogo político y los esfuerzos para estimular la economía cubana durante una rueda de prensa conjunta.
Implicaciones y Futuro
Mientras algunos analistas consideran que la flotilla no representa una amenaza significativa para los intereses estadounidenses en la región, la presencia naval rusa en el Caribe sí tiene implicaciones políticas. Ricardo Herrero, director ejecutivo del Grupo de Estudio Cubano, señaló que esta visita hunde aún más las relaciones bilaterales entre EE.UU. y Cuba.
En resumen, la llegada de la flotilla rusa a Cuba parece ser una mezcla de estrategia militar y propaganda política, destinada a enviar un mensaje tanto a Estados Unidos como a la comunidad internacional sobre la relación entre Rusia y Cuba en medio de la creciente tensión global.
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