La escalada de Washington contra Nicolás Maduro ha proseguido este jueves con el despliegue de fuerzas navales y aéreas en el sur del mar Caribe con el objetivo de perseguir a los cárteles del narcotráfico en esa zona de las Américas. La medida, adelantada por la agencia Reuters, va dirigida directamente contra el Cártel de los Soles, incluido por Estados Unidos en su lista de organizaciones terroristas, al mismo nivel de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

Washington atribuye a Maduro el liderazgo del Cártel de los Soles, una nebulosa red de narcotraficantes en la que participan jerarcas militares del chavismo desde hace más de dos décadas. La Casa Blanca, según ha desvelado The New York Times, ha dado la orden al Pentágono para hostigar con sus fuerzas armadas a las organizaciones de narcotraficantes en la región.

El Departamento de Estado y el Departamento de Justicia duplicaron la semana pasada la recompensa para todo aquel que ayude a condenar o detener al presidente de facto de Venezuela. Son 50 millones de dólares, la mayor de la historia, el doble incluso de la ofrecida por Osama bin Laden y por Sadam Hussein.

«Este despliegue está orientado a enfrentar amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos procedentes de organizaciones narcoterroristas designadas en la región», aseguró a Reuters una fuente conocedora de la medida.

Nada más conocer la nueva recompensa que pesa sobre su cabeza, Maduro ordenó que se multiplicaran los reconocimientos y homenajes a su figura, a la vez que amenazaba con incrementar la represión que ya es asfixiante. El Foro Penal calcula que son 807 los presos políticos encerrados en las mazmorras chavistas, entre ellos cuatro españoles y 13 hispanovenezolanos.

Pam Bondi, fiscal general de Estados Unidos, ha acusado a Maduro de ser el cabecilla del crimen organizado instaurado en Venezuela, «que no es diferente a la mafia». La republicana anunció este miércoles que Washington ha confiscado bienes y activos por valor de 700 millones, entre los que se incluyen los dos aviones y una mansión en República Dominicana.

«Quiere hacer pasar como bienes personales dos aviones del Estado venezolano, robados con la complicidad de Luis Abinader [el presidente dominicano] y llevados a Estados Unidos. Es un acto de robo internacional», se defendió el canciller chavista, Yván Gil.

La prensa dominicana ha precisado que la mansión decomisada es Villa La Caracola, situada en el enclave exclusivo de Cap Cana, frente a Playa Juanillo. Más de 3.000 metros cuadrados edificados en una parcela de 6.000 metros cuadrados, en cuya compra intervino, según las mismas fuentes, uno de los presuntos testaferros del ex vicepresidente Tareck El Aissami. El antiguo zar del petróleo y buena parte de su familia política están encarcelados acusados de desfalcar miles de millones al Estado.