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Reseña a la pelicula «Problemista» de Julio Torres, con Tilda Swinton, RZA y el mismo director, Julio Torres.
Alejandro (Julio Torres) pierde su trabajo en Freeze Corp, donde se congela criogénicamente a las personas -como se rumorea que ocurrió con el mismísimo Walt Disney- para que puedan ser despertadas en el futuro, tras desconectar accidentalmente la cápsula del artista Bobby Ascencio (RZA). Esta premisa es una divertida articulación del término ajedrecístico que da título a la película, aunque su propósito principal sea poner a Alejandro en la órbita de la excéntrica y abrasiva esposa de Bobby, Elizabeth (Tilda Swinton), una antigua crítica de arte que intenta que una galería exponga trece de los huevos pintados por su marido.
Sin embargo, una vez que Alejandro pierde su trabajo, la película se repliega en un mundo de fantasía en el que resuelve su angustia por diversas indignidades de formas tan tiernas como redundantes. En este espacio, Alejandro se viste con una armadura que apenas le protege contra un representante de atención al cliente del Bank of America por una serie de descubiertos y, sobre todo, contra su nueva jefa, Elizabeth, por su obsesión con la sincronización de las bases de datos de su trabajo entre varios dispositivos. Alejandro tiene algunas ideas muy divertidas para juguetes que espera que llamen la atención de Hasbro, como los Cabbage Patch Kids con teléfonos inteligentes y vida amorosa, pero no lo sabrías por la trivialidad autocompasiva de este lugar donde todo el mundo le ladra como Úrsula litigando por las piernas de Ariel.
Torres, creador de «Los Espookys», escribió, dirigió y protagonizó Problemista en el papel de Alejandro. Alejandro no sólo está siendo ignorado por Hasbro, sino que también se enfrenta a una posible deportación si no consigue trabajo, lo que podría enviarle de vuelta con su madre Dolores (una excelente Catalina Saavedra de «La criada»), que ha apoyado las visiones de su hijo durante años. La maravillosa Isabella Rossellini narra Problemista como un cuento de hadas, la historia de un niño que viaja a una tierra lejana y encuentra peligros y maravillas a partes iguales.
Problemista, que se estrenó hace casi un año en el SXSW (las dos huelgas de Hollywood retrasaron su estreno original en otoño), es ágil, brillante y a menudo divertida. Perpetuamente con los ojos muy abiertos y desconcertado, Alejandro aspira a diseñar juguetes para Hasbro con una inclinación inexpresiva. No está claro hasta qué punto se supone que las ideas son serias. La película parece pensar que son más graciosas de lo que son, en la línea de la comedia absurda de sketches-, pero el sadismo encaja con la falsa alegría de la vida corporativa post pandémica. Las entrevistas de zoom y los portales de contratación en los que uno vierte sus esperanzas y sueños son espeluznantes, pero lo son aún más cuando se trata de alguien tan esperanzado y sincero como Alejandro, que habla al vacío y no oye nada a cambio.
Elizabeth (Tilda Swinton) es una criatura frágil y formidable, un artefacto del pasado: hombreras, pelo descuidadamente magenta, congelada en su propio tubo criogénico de prepotencia. Swinton le hinca el diente al papel, rebosante de desdén y vulnerabilidad. Un tornado de exigencias, es lo que varios camareros describirían acertadamente como una Karen, si no fuera tan obviamente patética y aislada. De voz suave y complaciente, Alejandro es un ayudante ideal, que ayuda a Elizabeth a comercializar las pinturas de huevos de Bobby y, en uno de los mejores momentos, finge saber utilizar Filemaker Pro.
Este es el juego que Alejandro debe jugar para conseguir un visado, complementado con dinero de Craigslist (personificado como un voraz y lascivo montón por el cómico Larry Owens). Torres interpreta acertadamente a Alejandro como una brizna al capricho de fuerzas mayores. Camina arrastrando los pies como si fuera un personaje de un videojuego, sin apenas peso en el suelo, con una marioneta de pelo siempre en alto. La vida y el sistema avasallan con frecuencia a Alejandro (Laith Nakli, alias Naseem, el tío de Ramy, interpreta a su bienintencionado pero contundente abogado de inmigración); para ser una comedia, Problemista tiene un nivel preciso de tensión, ya que Alejandro recurre a medidas cada vez más arriesgadas mientras su cuenta bancaria y su reloj de arena se agotan.
Por muy frustrantemente pasivo que pueda resultar Alejandro, Torres es una presencia atractiva y entrañable, y la hábil calibración de Swinton evita que Elizabeth resulte del todo insufrible; hay lecciones en su capacidad para decir «no» o, más exactamente, «ninguna de esas opciones». Las opciones de Alejandro pueden parecer limitadas, pero la imaginación de la película abunda, a veces hasta la saciedad. A mitad de los 98 minutos de duración, es difícil ver cómo encajan las distintas piezas. Nunca llegan a encajar, sobre todo cuando Problemista se inclina por los aspectos futuristas (como la criogenización), lo que provoca un final accidentado. Pero es divertido ver cómo Torres lo intenta, o sentir el drama que se desprende de intentar leer un correo electrónico en la pantalla rota de un teléfono o de grabar un CD-Rom a tiempo. El modo predominante de Problemista es juguetona, su sensibilidad cómica curiosa y astuta, lo suficiente para que la película, un debut prometedor aunque desigual, sea una delicia en todo momento.
Con información de: Cocalecas.net
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