Este martes 30 de abril, el presidente de Colombia, Gustavo Petro informó en una rueda de prensa, en la Casa de Nariño, la pérdida de cerca de dos millones de armas y municiones de guerra del Ejército en un cantón militar en La Guajira y en la base de Tolemaida.

Según el medio colombiano, REVISTA SEMANA,  supo que el mandatario recibió una información de parte del comandante del Ejército, el general Luis Mauricio Ospina. El reporte fue realizado por la inspección de esa institución.

Sin embargo, Ospina no le habría explicado en detalle dicha información a Petro, al ministro de Defensa, Iván Velásquez, ni tampoco al comandante de las Fuerzas Militares, el general Helder Giraldo. Esa omisión indujo al error a Petro.

Las verdaderas cifras son distintas de las divulgadas por Petro y mucho menores. REVISTA SEMANA revisó en detalle el informe de las misiones de trabajo de la Inspección del Ejército, en concreto la 0036 y la 0017 de 2024, y encontró que la realidad es distinta.

Petro dijo que se perdieron dos millones de armas y municiones, pero la cifra oficial es mucho menor. En realidad fueron 150.507 unidades de material de guerra, entre municiones y granadas.

La cifra que reportó Petro obedecía al material de guerra que no había sido cargado en un software que tiene el Ejército donde se lleva el control estricto del inventario de esa institución.

El presidente, al no recibir una explicación detallada del general Ospina antes de la rueda de prensa, se confundió y dio todo por desaparecido.

 

De hecho, en su cuenta en X, Petro dijo: “Que cerca de dos millones de artefactos militares, entre ellos 2 misiles, 500 granadas RPG, docenas de miles de granadas de mano, millones de municiones para fusil 5.56 y 7.62, hayan sido sustraídos de apenas dos cantones militares, el de Tolemaida y el de La Guajira, muestran cómo permitieron que las mafias penetraran instituciones esgrimiendo ideologías falsas”.

El mandatario agregó: “Con esas municiones hoy matan a los mismos integrantes de la fuerza pública, a la ciudadanía y, quizás, a los jóvenes y la gente de Haití y otros lugares del mundo. Son mercenarios de la violencia y de la codicia, y la justicia debe descubrir sus enlaces, los altos jefes militares comprometidos y sus contactos nacionales e internacionales”.

Uno de los datos de diferencia más grandes tiene que ver justamente con las 500 granadas RPG que reportó Petro como desaparecidas. Se trata de una munición de alto poder.

Sin embargo, la cifra verdadera es que no ha habido ninguna pérdida de esa munición. Las 500 a las que hizo referencia el presidente era que no se habían cargado aún al software, lo cual no quiere decir que se hayan sustraido de los cantones.

Otro dato que ilustra el descache tiene que ver con la munición calibre 5.56 milímetros. Mientras Petro dijo que en La Guajira se habrían perdido 761.000 unidades, en realidad fueron 102.234.

En el caso de Tolemaida, frente a la misma munición, el mandatario informó la pérdida de 626.514 unidades, cuando realmente fueron 18.562.

En todo caso, este material de guerra se habría desaparecido y se investiga si miembros de la institución lo habrían robado y vendido a grupos criminales, como suele ocurrir.

La gráfica que compartió Petro muestra una columna en la que se señala ‘Faltante material SAP’; eso quiere decir que es material de guerra que no se ha cargado en el software. Petro, ante la información del general Ospina, dio esa cifra como si se hubiera perdido todo ese material.

REVISTA SEMANA conoció, por fuentes de la Inspección del Ejército, que el general Ospina no ha llamado aún ni al presidente Petro ni al ministro Velásquez para aclarar esta situación.

Asimismo, un alto oficial en La Guajira, que se sintió señalado tras el informe mal interpretado por el presidente, envió un mensaje por cadena de WhatsApp en las últimas horas.

El medio local, Revista Semana, conoció su contenido, el cual señala: “Es lamentable que el comandante del Ejército haya pasado información inexacta al presidente de la República sobre un dato tan crítico como es la pérdida de material de guerra. Esto no solo evidencia una falta de rigurosidad en su trabajo, sino también una falta de carácter al no asumir su error y rectificar de manera oportuna. Esta situación deja a la institución en una posición comprometida, generando dudas sobre su capacidad para liderar y salvaguardar la seguridad de los colombianos”.

Además, el oficial agrega: “Como colombiano, es desalentador ver cómo la falta de carácter y liderazgo del comandante del Ejército está afectando la imagen de la institución y poniendo en riesgo la seguridad y confianza de los ciudadanos. Un general no está para ser un youtuber, sino para liderar, tomar decisiones acertadas y solucionar los problemas que puedan surgir en la organización que comanda”.

 

Fuente: Revista Semana