Miami, Florida. – Ariel Suero, de pequeño en su natal Barahona quiso ser “vicepresidente” porque esta palabra le pareció “pomposa”, sin imaginar que el destino y su fe en crecer, lo convertirían luego en el profesional orgullo de Quisqueya que es hoy, donde brilla como animador senior de Sony Pictures, un puesto que estaba esperando por un soñador como él.

Su historia fue conocida por el documental «Quisqueyanos Valientes» de Jessica Hasbún y Kelvin Liria que se transmite por Color Visión en su primera entrega y que cautivó la audiencia, no solo en el país, sino en Estados Unidos y otras partes del mundo, donde la diáspora dominicana crece.

Tras pasar la tristeza de ver como las aguas arrastraron a su madre y familia en su casa cercana a la orilla del río en Los Minas, quedar devastado y poder superar esta tragedia para convertirse en un animador, cineasta en la mundialmente conocida Sony, Ariel Suero es fuente de inspiración para todo joven.

De haber pasado trabajos inimaginables en Nueva York, adaptarse al sistema hasta tomar vuelo con destino a Canadá donde vive ahora, Ariel, es un ejemplo de valor y admiración tras sufrir tres depresiones que le causó el dolor de perder a su familia y enfrentarse a los retos de la vida para ser el triunfador que es hoy.

“A la verdad no me había detenido a analizar el verme en el lugar que soñé y haciendo lo que en realidad soñé algún día. Es como el paso de una ola cuando estás surfeando. Tienes que estar en sincronía perfecta entre mente y el cuerpo para mantenerse en pie sin caerse”, precisa en su narración a este medio.

“Así es la industria en la que trabajo. No es fácil llegar, pero una vez que lo consigues no tienes tiempo de sentarte en los laureles, hay que mantenerse actualizándose para que la constante evolución tanto de conocimientos como de tecnologías de esta industria no te deje atrás”, enfatiza sobre su rol como Senior en Sony.

“Pero, ahora que me haces la pregunta, lo que experimento al mirar atrás y ver el recorrido que he hecho, los obstáculos que superado para verme hoy aquí es una mezcla de sentimientos, satisfacción, felicidad, orgullo porque el haber llegado acá es el resultado de muchos años de dedicación, sacrificio, resiliencia y aprendizaje constante,” sostiene.

En él, la gratitud está viva. Siento mucha gratitud por el apoyo desinteresado de muchas personas que hicieron posible el que yo avanzara en mi camino a lograr mis metas y sueños, esas personas estuvieron ahí en los momentos más difíciles cuando por mí mismo ya no podía seguir. Con ellos tengo una deuda impagable y eterna”, admite Ariel Suero.

En el próximo artículo, conoceremos la experiencia de Ariel Suero en Sony Pictures y Spiderman, la película del momento y además que piensa esta estrella dominicana que triunfa en playas extranjeras sobre la cinematografía en la República Dominicana y su mensaje a los jóvenes en el país.

Sus tesoros

Con palabras entrecortadas por los recuerdos, dice que para él, sus tesoros más preciados, son “su fenecida madre Ysidora en primer lugar, la artífice del hombre que es hoy, tanto en lo personal como en lo profesional”, seguido por su esposa Emilie que ha sido su roca y apoyo durante maravillosos 17 años que llevan juntos, sin dejar sus pequeños tesoritos, Camilo y Gael. Es como si la vida, quisiera devolverle, un poco de lo mucho que perdió luego de perder su adorada madre, siempre guardando las distancias del amor familiar.

¿Qué extrañas de Barahona?

Muchas cosas, algunas, ya no están, por ejemplo, un pequeño rio de aguas transparentes que pasaba escasos 200 metros delante de la casa de mi abuela. “Ahí, además de bañarme, tomábamos el agua para beber y cocinar, pescaba, atrapaba cangrejitos…”

“Las playas con sus aguas azul turqueza , los montes que en esa época eran un poco tierra de nadie y donde encontrabas todo tipo de frutas y legumbres que crecían silvestres. Mangos, limones, chinas, guineos, chinolas, lechozas, ñames, yuca… todo crecía natural y sin pesticidas ni químicos. Era como un jardín del edén aquello”, recuerda Ariel.

“Otra cosa que extraño y que era un acontecimiento mágico, pero real, era la migración de mariposas, los días de San Juan. Hacían su recorrido desde donde nacían en los arbustos al borde del pueblo, hacia los montes y las montañas de detrás, las calles se llenaban de miles y miles de mariposas de todos los colores, era algo simplemente espectacular.”

 

 

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