El Gobierno alemán impone esta medida en lugar del efectivo para evitar que el dinero salga del país y se envíe a conocidos o traficantes. Los grupos de defensa de migrantes tachan la medida de discriminatoria.

Märkisch-Oderland, en el Estado federado de Brandeburgo, en el nordeste de Alemania, se ha convertido en la primera zona del país en implantar un sistema de tarjetas de pago para refugiados. Con este sistema, las autoridades pretenden garantizar que los beneficiarios utilicen el dinero para sí mismos y no lo envíen a sus países de origen para amigos o traficantes.

Los políticos también esperan que el nuevo sistema haga de Alemania un destino menos atractivo para los refugiados. El Gobierno federal y los de los Estados federados decidieron introducir el nuevo modelo de pago el pasado mes de noviembre.

Alemania lleva meses intentando tomar medidas «contra la inmigración», y esta última medida llega pocas semanas antes de las elecciones a la Unión Europea del próximo 9 de junio.

La nueva norma prevé que los solicitantes de asilo reciban sus prestaciones en una tarjeta que podrán utilizar en comercios locales, y para pagar servicios. Solamente podrán retirar cantidades limitadas de efectivo, y no podrán transferir dinero fuera de Alemania.

El Gobierno Alemán ha impuesto este modelo a «pesar de las críticas de grupos de defensa de los inmigrantes», que tachan esta medida de discriminatoria.

Hay que decir claramente que la gente viene a causa de la guerra civil y la persecución; no se les va a disuadir por una tarjeta de pago. El objetivo es crear un instrumento de discriminación y amedrentar a los refugiados, dijo Wiebke Judith, portavoz de política jurídica y jefa del equipo Legal & Advocacy de PRO ASYL

Afirman que las personas que huyen de la guerra y la persecución no se verán disuadidas de acudir a Alemania solamente porque sus prestaciones ya no se paguen únicamente en efectivo. Por el contrario, aseguran que las tarjetas de pago singularizarán a los migrantes, y posiblemente contribuyan a aumentar su ostracismo.

 

Fuente: Euronews