Aviones y tanques israelíes bombardearon zonas del este de Gaza el jueves, según informaron residentes palestinos y testigos, un día después de que Israel afirmara que mantenía su compromiso con el alto el fuego respaldado por Estados Unidos a pesar de haber lanzado bombardeos más letales en el territorio.

Según testigos, aviones israelíes realizaron diez ataques aéreos en zonas al este de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, mientras que tanques bombardearon zonas al este de la ciudad de Gaza, en el norte. No se reportaron heridos ni fallecidos.

El ejército israelí afirmó haber llevado a cabo ataques «precisos» contra «infraestructura terrorista que representaba una amenaza para las tropas» en las zonas que Israel aún ocupa.

Los ataques del jueves constituyen la última prueba del frágil alto el fuego que entró en vigor el 10 de octubre en el conflicto entre Israel y Hamás.

Testigos en Gaza afirmaron no haber visto ataques fuera de la zona controlada por Israel.

Entre el martes y el miércoles, Israel tomó represalias por la muerte de un soldado israelí con bombardeos que, según las autoridades sanitarias de Gaza, causaron la muerte de 104 personas.

Israel afirma que el soldado murió en un ataque armado perpetrado en territorio comprendido dentro de la denominada «línea amarilla», a la que sus tropas se replegaron en virtud del alto el fuego. Hamás ha rechazado la acusación.

El ejército israelí publicó una lista de 26 terroristas a los que dijo haber atacado durante el bombardeo de principios de esta semana, incluyendo a uno que, según afirmó, era un comandante de Hamás que participó en el asalto del 7 de octubre de 2023 contra el sur de Israel que desencadenó la guerra.

La oficina de prensa del gobierno de Gaza, controlado por Hamás, afirmó que la lista israelí formaba parte de una «campaña sistemática de desinformación» para encubrir «crímenes contra civiles en Gaza».

El Ministerio de Salud de Gaza informó que entre las 104 personas que murieron en los ataques aéreos había 46 niños y 20 mujeres.

Fuentes cercanas a los esfuerzos internacionales para mantener el alto el fuego indicaron que los mediadores estadounidenses y regionales intervinieron rápidamente para restablecer la calma mientras Israel y Hamás se culpaban mutuamente.

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