La República Dominicana enfrenta una alarmante realidad: los accidentes de tránsito se han convertido en una de las principales causas de muerte en el país. Esta tragedia no se resuelve únicamente con sanciones o presencia policial, sino con un cambio profundo en la cultura vial de nuestra sociedad. Es urgente implementar un programa integral y permanente de educación vial, que inicie en las escuelas, se fortalezca en los medios de comunicación y sea asumido por todos los sectores con responsabilidad.
Una educación vial bien estructurada fomentará conductores más conscientes, peatones más seguros y un sistema de movilidad más ordenado y eficiente. No se trata solo de saber conducir, sino de aprender a convivir en las vías con respeto, cortesía y responsabilidad. Si queremos salvar vidas, reducir el caos y avanzar como nación moderna, este compromiso con la educación vial no puede seguir esperando.
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