Carta para mi Abuelo Dante

por | Jun 5, 2025 | Opinión

Querido abuelo, es posible que esta carta este a destiempo, pero no puedo dejar de pensar en las cosas que deje de hacer mientras estuviste en esta tierra. Sin embargo, tengo cosas de ti que me impresionan bastante que las adoptara a través del rechazo de ser precisamente alguien parecido a ti.

Creo que lo que más me dolió de tu partida fue el hecho de no poder despedirme de manera apropiada, pues he tenido siempre el rechazo de no querer copiar los malos hábitos que te hacían ser quien eras ante los demás, es por eso que durante mucho tiempo deje de tomar alcohol, por poner un ejemplo.

El simple hecho de perder el control de mí es una idea que me aterra desde la última vez que tuve un episodio en la universidad, donde me excedí con la bebida y termine en un hospital con mi vehículo siendo llevado a casa de mi madre por un amigo. De esa noche no recuerdo mucho y ya hoy no valen tanto los detalles, pero recuerdo la cara de decepción de mi madre cuando desperté al otro día.

Esto fue razón suficiente, además del castigo y el boche, de no volver a excederme con el alcohol y hasta cierto punto llegarlo a suprimir en su totalidad de mi vida, algo que hasta el día de hoy práctico con cierto grado de cuidado, pues aunque me pueda tomar un trago o dos, prefiero parar antes de volver a ese momento donde la decepción inundo mi vida.

Otra de las enseñanzas que me diste a pesar de no estar juntos fue la de valorar a mis seres queridos, lo que en algún punto pude aprender un poco tarde, pues fue justo después de tu muerte y luego de una acalorada conversación familiar que pude entender la realidad de lo vivido por mi papá y mi tío. Creo que luego de eso los entiendo un poco mejor y es bastante difícil romper con patrones como el abandono o el desapego.

Hoy he decidido tomar otra lección de tu parte, algo que solo pude entender cuando mi padre me comento sobre tus últimos años de vida, fuiste un guerrero contra el cáncer de pulmón con el cual peleaste y para sorpresa de todos pudiste vivir unos años más. Doy gracias a Dios por eso porque me permitió por lo menos compartir contigo un momento memorable para mí y por esta razón he decidido dejar el cigarrillo como forma de escape.

Ese momento, quedo plasmado en una foto contigo,  y junto casi todos mis hermanos de parte de padre que pude ver en la funeraria cuando te vi por última vez. En ese momento comprendí lo difícil que fue tu vida, lo duro que te juzgue y la mala decisión que tome al momento de alejarme nuevamente de la familia paterna.

Creo que, sin lugar a dudas, he podido entender, que el perdón de tus hijos, tu exesposa, familiares cercanos y hasta las exesposas de mis padres dejo marcado en mí un legado que trataré de honrar mientras vida tenga, el de levantarse a pesar de cualquier caída, el de ser un guerrero más allá de mis virtudes y defectos, pero sobre todas las cosas y como te dije durante unos minutos que dure parado en tu tumba.

 “Prometo ser mejor que ayer, disfrutar el día de hoy y no pensar en el mañana tratando de predecir mis próximos pasos”. Por eso te despedí con el saludo que hago al oriente, porque sin importar la sabiduría que creamos tener, todos los días tallamos la piedra bruta, inclusive hasta en el último suspiro.

Esto no es un adiós, es un hasta luego y pienso, desde lo más sincero de mi corazón que nos veremos en otro momento, en algún lugar donde la nostalgia no nos inunde nuestros corazones, donde los juicios dejen de ser tomados por nosotros y charlaremos sobre la vida que decidamos vivir en nuestra próxima vuelta al sol.

 

Con cariño y afecto, tu primer y querido nieto.

 

César Vladímir Polanco Reynoso

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