En el Gran Santo Domingo, la movilidad urbana representa uno de los mayores retos diarios para millones de ciudadanos. Las largas horas atrapados en el tránsito, el caos vehicular y la falta de infraestructuras viales eficientes afectan la calidad de vida y el desarrollo económico de la capital. Frente a este panorama, el actual gobierno ha iniciado importantes obras viales y de transporte que prometen transformar la movilidad. Sin embargo, muchas de ellas siguen en ejecución, y su culminación debe convertirse en una prioridad nacional.

La prolongación de los tiempos de construcción y la falta de planificación coordinada entre instituciones han retrasado el impacto esperado de proyectos como el Metro de Los Alcarrizos, la ampliación de la Autopista Duarte, Plaza de la Bandera y el Km. 9. Estas obras no solo buscan mejorar el flujo vehicular, sino también garantizar acceso seguro, rápido y digno al transporte público. La demora en su entrega prolonga el sufrimiento de los ciudadanos y desacelera el avance urbano.

Es vital que el gobierno concentre esfuerzos, recursos y voluntad política en culminar estas iniciativas. No se trata únicamente de construir, sino de cumplir con los plazos, comunicar con transparencia y entregar soluciones reales a la población. El futuro de la movilidad en Santo Domingo depende de decisiones firmes hoy. Finalizar estas obras es más que infraestructura: es dignidad, desarrollo y bienestar para todos.