La República Dominicana enfrenta una crisis persistente en seguridad vial, con más de 3,000 muertes registradas en 2024, afectando principalmente a jóvenes entre 15 y 35 años [1] . A pesar de iniciativas como el Plan Estratégico Nacional de Seguridad Vial 2021-2030 y campañas como “Sé Consciente RD” del INTRANT y “Educación Vial por la Vida” de la DIGESETT, la siniestralidad vial sigue siendo una de las principales causas de muerte en el país.

Es imperativo implementar una campaña educativa y preventiva que sea permanente, medible y eficaz. Esta campaña debe ir más allá de esfuerzos esporádicos, integrándose en el sistema educativo desde temprana edad y reforzándose en la formación de conductores. Además, debe contar con el respaldo de los medios de comunicación, empresas privadas y organizaciones de la sociedad civil, promoviendo una cultura de respeto y responsabilidad en las vías.

La educación vial no debe limitarse a campañas temporales, sino convertirse en una política pública sostenida. Solo a través de un compromiso conjunto y continuo se logrará reducir significativamente los accidentes de tránsito y salvar vidas. Es momento de priorizar la seguridad vial como un asunto de interés nacional y actuar en consecuencia.