El principal líder católico de El Salvador instó el domingo al presidente Nayib Bukele a no convertir al país en una prisión estadounidense al estilo de Guantánamo, después de que Bukele hiciera un acuerdo con Washington para albergar a los migrantes deportados de Estados Unidos en una cárcel.

«Pedimos a nuestras autoridades que no permitan que nuestro país se convierta en una gran prisión internacional», dijo a la prensa el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar.

La visita de Bukele el lunes a la Casa Blanca confirmó su creciente alianza con el presidente de ideas afines, Donald Trump.

El líder salvadoreño ha accedido a encarcelar a cientos de migrantes, muchos de ellos venezolanos, expulsados ​​por Estados Unidos. Se encuentran recluidos en una enorme megaprisión donde grupos de derechos humanos han denunciado las condiciones como inhumanas.

Trump ha invocado la poco conocida Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, utilizada anteriormente sólo en tiempos de guerra, para expulsar a inmigrantes que, según él, son en su mayoría criminales violentos.

Las familias y los abogados de muchos de los expulsados ​​durante la represión cuestionan esa caracterización; algunos dicen que sus familiares fueron atacados principalmente por sus tatuajes.

Escobar mencionó artículos de opinión recientes que advierten que «El Salvador podría convertirse en un nuevo Guantánamo», el extenso territorio cubano arrendado por Estados Unidos para servir como base naval.

En las últimas décadas Washington lo ha utilizado como prisión para detenidos acusados ​​de terrorismo pero retenidos sin juicio y para inmigrantes expulsados.

Bukele ha dicho que está ansioso por ayudar con el esfuerzo de Trump para reducir drásticamente el número de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos.

Pero Escobar advirtió que El Salvador «podría convertirse en una prisión donde Estados Unidos podría enviar presos a un costo menor del que gasta en Guantánamo».

«Pedimos al Gobierno que no lo permita», añadió.