La riqueza histórica y cultural de la República Dominicana se encuentra en sus obras de infraestructura coloniales y antiguas, que son testigos silenciosos de nuestro pasado. Estas estructuras no solo representan la arquitectura de épocas pasadas, sino que también son símbolos de nuestra identidad y raíces. Sin embargo, muchas de ellas están en un estado de abandono y deterioro alarmante. Es fundamental que las autoridades tomen medidas urgentes para preservar y restaurar estos monumentos históricos, asegurando que las futuras generaciones puedan apreciar y aprender de nuestra rica herencia.

Rescatar y mantener estas obras es un deber ineludible que trasciende la simple conservación material; se trata de proteger la memoria colectiva de nuestro pueblo. Al invertir en la restauración de nuestras infraestructuras históricas, no solo se fomenta el turismo y se impulsa la economía local, sino que también se fortalece el sentido de pertenencia y orgullo nacional. Hacemos un llamado a las autoridades a priorizar la protección y el rescate de estas joyas arquitectónicas, pues son el reflejo de nuestra historia y el legado que debemos honrar y preservar para el futuro.